En los ambientes donde se discute el futuro de Chile y sus desafíos, se plantea la cobredependencia como uno de los principales obstáculos para la innovación y apuestas al desarrollo de áreas estratégicas para el siglo venidero.
También se afirma, que de no invertir parte importante de las utilidades de la explotación a destajo de los recursos naturales, en educación de calidad, en ciencia e innovación estamos condenados a la mediocridad y repetir la historia del salitre.
En Andacollo, comuna por definición minera, esta situación se patentiza de manera más extrema, dada su vocación económica minera, antes ligada al pirquén, y que actualmente centra su dinamismo en la explotación a gran escala a través de la empresa Teck-Carmen que explota cobre y oreos minerales.
Pero, si por un minuto, nos ponemos a pensar, ¿De qué y cómo vivirán nuestros hijos?
Se hace imperativo pensar: ¿Qué Andacollo le dejaremos como herencia?
Hoy, la respuesta de los especialistas, es más que preocupante ya que de seguir así, manteniendo una economía de explotación de recursos naturales que requiere poca mano de obra y escaso valor agregado, estamos condenando a nuestra comuna y sus hijos al destierro.
Sin duda; ahora es cuando, se deben enfrentar los desafíos económicos, sociales y ambientales que implican dejarle a nuestros hijos un Andacollo vivible en todas sus dimensiones.
También, como lo afirman todos los organismos internacionales y académicos, es imprescindible generar condiciones para crear los espacios necesarios que permitan esta reflexión, con espacios y mecanismos democráticos que garanticen la participación real de la ciudadanía.
Más y mejor democracia, que permitan mayor protagonismo, a los vecinos de nuestra comuna, en los espacios de decisión; a fin de generar mayor incidencia del bien común en la vida social, económica y política.
Fortalecimiento de la ciudadanía, dejar de ser los invitados “pa la foto” o para ser informados, a fin de ejercer la participación de los vecinos de Andacollo, como parte de la cultura democrática de sus instituciones.
Esto, sin duda obliga, (a quienes detentan y detentaron durante los últimos años las decisiones sociales y colectivas de la comuna), a renovar (innovar) tanto actores, como estrategias, a fin de convocar mayorías y no solo aquellos grupos de interés, que imponen en la agenda colectiva, sólo sus mecanismos de perpetuación en el poder y sus propios privilegios.